La princesa y el Vagabundo

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Estaba hablando con él. Me abrazaba. Podía acariciar su rostro y besar sus labios. Sonreíamos. Parecía un sueño. No parecía real. Era demasiado perfecto para ser real. Los dos juntos, sentados bajo un bello día, tomados de las manos, hablando sobre cualquier cosa, compartiendo un delicioso café. Él probando mi pie de limón prometido hace algún tiempo atrás y yo hojeando sus cuadernos llenos de poemas dedicados e inspirados en mí. No había nada más que pudiera desear. Sentados mirando el mar, encontrábamos la piedra con forma de corazón que yo aún conservaba en mi caja de tesoros. Una caja donde guardo tarjetas, papeles, cartas, fotos y entre otras cosas que no quiero perder. Esa piedra la encontré mientras pensaba en él. ¿Cómo era posible que la encontráramos en ese momento? Era ilógico. ¿Sería posible que solo fuese un sueño? Sería demasiado cruel… Escucho una voz que me llama. Demonios… es mi papá.


10:30 de la mañana de un día miércoles. Mi padre me despertó haciendo resonar todo con sus gritos. No le gusta que duerma hasta tarde y mucho menos le gusta desperdiciar la posibilidad de despertarme de esa manera, sabe que me molesta, y le encanta molestarme, pero en el buen sentido de la palabra. Yo lo molesto a él y luego el me molesta a mi. Bajé a desayunar, me sentía extraña por alguna razón, no sabía porque me sentía así, y tampoco entendía porque no podía sacarlo de mi mente. Todo me recordaba a él… ¿Por qué era? Supuestamente ya estaba todo más que superado. ¿Qué estaba pasando?

 

14:45 de la tarde. “Hasta siempre princesita de la estrella solitaria. Te quiero mas de lo que puedes imaginar” Almorzando me quedé colgada pensando nuevamente en él. Mi mamá me preguntó que ocurría. “Nada mamá” le respondí con una sonrisa y seguí con mi comida aunque ya no tenía apetito, nunca tenía apetito en realidad, hace algún tiempo que comía casi por inercia. Si le decía que estaba pensando en él… no quiero ni pensarlo considerando que mis padres nunca supieron de su existencia y mucho menos de lo que teníamos entre los dos tan confidencialmente.

 

17:15 de la tarde. Sigo sintiéndome extraña y pensando mucho en él. Por algo debe ser, pero no encuentro la razón que genere estos recuerdos tan compulsivamente. Recuerdo su nombre y lo maldigo, no por odiarlo, si no por extrañarlo tanto, y por la rabia que sentía al no poder pedirle explicaciones de nada. Solo se había ido sin decir nada, habíamos acordado vernos un día, y sencillamente ese día no apareció y los días continuaron pasando y con ellos los meses. Pasó el tiempo y no lo volví a ver. ¿Qué pasó? Ni idea. De todas formas ya lo superé.

 

21:12 de la noche. Hace un rato que cenamos. Me puse a leer para ocupar mi mente en algo. Comencé a angustiarme mientras leía no sé porqué. El libro no tenía nada que ver. Lo dejé por un rato y me quedé por largo rato en la cama mirando el techo, totalmente sumergida en mis pensamientos y auto-excluida del mundo real. Apareció mi hermana menor, se me tiró encima y jugué un rato con ella. Mi edad nunca ha sido justificación para ser una amargada que haya olvidado su infancia y que se niegue a jugar con su hermanita menor solo porque “Ya es mayor”

 

23:45 de la noche. Todos están en proceso de ponerse el pijama, ducharse, lavarse los dientes y acostarse. Yo empecé a pintar mis uñas de un de un morado pastel, y luego hice pequeños lunares blancos encima. Una vez que se secó la pintura, encendí mi notebook y entré a Factbook a revisar mensajes y notificaciones. Casi como una rutina. Hablé con una amiga, respondí un par de mensajes y vi algunas fotos. Sentí la necesidad de enviarle un mensaje pero me contuve. Tenía que tener dignidad. Mi orgullo nunca ha sido exageradamente grande, pero sabía aparecer en los momentos indicados y ponerse en estado de apagado cuando debía.

 

00:15 media noche, ya es jueves. Comencé a escuchar música bajita para no despertar a nadie. Por alguna razón necesitaba ver el calendario, así que tomé mi celular y abrí mi agenda. Recién allí comprendí el motivo de mi angustia y todos esos recuerdos. Era jueves 14 de febrero. El día que para algunos es una buena escusa para estar con sus parejas y para otros estar solos todo el día y quejarse de su soledad en el área sentimental… para mí era un gatillo de híper-sensibilidad y melancolía. Ya eran 6 meses casi desde que no supe mas de él. Marcó mucho en mi vida como para que lo siga recordando así después de ese tiempo. Ahora entendía que lo extrañaba. Y en el fondo yo sabía que no me dolía que se hubiera ido, eso lo podía aceptar de una manera bastante madura, sin embargo, el que se hubiera ido sin dar explicaciones… o mejor explicaciones no, en realidad el ni siquiera despedirse… eso me dolió más. Entendí que quizás nunca fui importante para él cuando en algún momento él para mí lo fue todo. ¿Pero saben qué? No tiene sentido recordarlo con rencor, porque me hizo feliz, me hizo crecer, me enseño muchas cosas, aprendí lo que era compartir mi tiempo de esa manera con otra persona. Así que no lo maldigo a él… maldigo que mi corazón lo siga extrañando. Ya dejé de necesitarlo, pero sí tengo que admitir que a veces me gustaría saber como está, que es de su vida, admitir que aunque ya no siento lo mismo, le guardo un gran cariño, admiración y que una parte de mi alma siente que, aunque que trato de que se vuelva un recuerdo más, aún lo extraña mucho. Pero bueno, la vida es así, un constante aprendizaje, fue lindo mientras duró… muy lindo. Y yo sé que en ese recuerdo que quedará guardado bajo un cajón con llave, siempre voy a ser su princesita, y el siempre va a ser mi loco y extraño vagabundo.

 

1:42 de la madrugada. Acabo de terminar de escribir esto, ahora me siento mas tranquila, me voy a dormir.

 

 

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Comentarios: 3
  • #1

    Hoream. (jueves, 14 febrero 2013 19:27)

    asdfghjklñ
    Me encanto el corto =)

  • #2

    flooooo (jueves, 14 febrero 2013 19:29)

    wewadasdsa la abandono :_ me encantooooooooooo

  • #3

    Mily (jueves, 14 febrero 2013 20:45)

    jghdjghjbgjdbj sabes que amo como escribis