Perfectamente Imperfecta

(Esta es una pequeña introducción)
Emilia es una chica bastante especial. Tiene 25 años, y los que la conocen bien, saben que la chica que es ahora, no es la verdadera Emilia, es como si tuviera dos personalidades. Una de sus personalidades es sumamente tierna, graciosa, alegre, simpática, picarona y cariñosa. Ella era una chica alegre, le gustaba salir con sus amigas y divertirse, pero después de que sus padres murieron, cuando ella tenía 16 años, tuvo que hacerse cargo casi como una madre de sus hermanos menores, Lucas (17)  y Violeta (10), se fueron a vivir son su tía Elena y las cosas cambiaron. La Emilia de ahora, es sumamente estricta, ordenada, cerrada, tiene toda su vida organizada en su agenda con horarios, fechas, tareas y con todas las cosas que debe hacer. Sin su agenda se muere. Vive estresada y no sabe relajarse ni divertirse. Suele ponerse sumamente pesada, se enoja por todo y se pone de muy mal humor con mucha frecuencia.
Nicolás es su opuesto totalmente, desordenado, impuntual, gracioso, indisciplinado pero sumamente apasionado, tierno y buena persona. Por las casualidades de la vida se van a encontrar, y la vida de ambos va a cambiar.

Era un lunes por la tarde, Emilia estaba poniendo algunos platos en la bandeja que sostenía en su mano derecha para poder llevarlos a la mesa correspondiente. El pelo peinado en una cola de caballo, una remera  y pantalones negros y además un delantal blanco. Siempre sonriente y atenta con los comensales.

Emi: -Deja los platos en la mesa- Desean algo mas?

Cliente: No, muchas gracias…

Emi: Bueno, cualquier cosita me llaman, permiso… -Se dirigía a la cocina-

Xx: -Entra al restaurant y se acerca a ella-  Disculpa…

Emi: -Lo mira- ¿Si? Lo siento, si desea una mesa estan todas ocupadas y con reservación…

Xx: No, no… vengo por el aviso de que se busca un lavaplatos…

Emi: ¿Cómo te llamas?

Xx: Nicolás Vázquez…

Emi: Bueno, Nicolás, mi nombre es Emilia, mucho gusto, tienes que ir a la cocina y entrar por la primera puerta a la derecha, si te pierdes pregunta, allí esta el dueño del lugar, con él tienes que hablar… aunque no creo que te diga que no…

Nico: Bueno, gracias eh… -Va a la cocina-

Emi: -Revolea los ojos y suspira- Fácil viene… fácil se va…

Cliente: Señorita!

Emi: Enseguida… -Se va a atender-

 

Mas tarde… era la hora de cerrar, a Nico lo habían aceptado y lo tendrían a prueba por un par de días…

Emi: -Entra a la cocina con los últimos platos para lavar y los deja en el mesón junto al lavaplatos-

Nico: -La mira con un delantal puesto, y con espuma hasta los codos- ¿Son los últimos?

Emi: -Asiente- ¿Mucho trabajo para ti?

Nico: No, para nada… -Sigue lavando- Voy a hacer lo que sea por quedarme acá… Necesito dinero…

Emi: Aja… Bueno… -Se saca el delantal mientras miraba su reloj- Les nueve menos un cuarto… Ya me tengo que ir… -Lo mira-  ¿Te puedo pedir un favor?

Nico: -La mira- ¿Qué cosa?

Emi: Mira, se supone que tengo que dejar la cocina cerrada con llave, pero estoy atrasada y no puedo esperar a que termines… te molestaría cerrar?

Nico: No, para nada… ¿las llaves?

Emi: Esta colgadas en la puerta de la oficina del jefe…  -Agarra sus cosas y lo mira- Gracias Nicolás… Recuerda dejar todo cerrado ok? –Se va-

Nico: Ok… -Suspira y sigue lavando-

 

Los minutos pasaban y Nico ya casi terminaba, a su lado tenía un torre muy alta de platos blancos y brillantes, aún húmedos la mayoría de ellos. Puso con cuidado el último en la cima de la torre y dejó la esponja en el mesón, secó sus manos y se dirigió a la oficina para buscar las llaves. Al entrar, se encontró con un gran escritorio, y detrás de la puerta, justamente las llaves. Nico no era una mala persona, sin embargo, era desordenado y a veces un poco torpe. Como no sabía cual de todas las llaves necesitaba, las tomó todas, y fue probando una a una para ir cerrando todo. Al final, desordenó todas las llaves y dejó algunas cosas sin cerrar. Frustrado y con temor de que lo despidieran, decidió irse y dejar todo tal cual había quedado y mañana arreglar todo.

 

Al día siguiente…

Nico: -Al entrar, ve a Emilia poniéndose su delantal y se acerca- Hola Emi…

Emi: -Lo mira mal y no le contesta-

Nico: Eh… ¿No me escuchaste? Hola…

Emi: -Camina hacia la oficina del jefe-

Nico: Ey, espera… -La sigue-

Emi: -Entra y cierra la puerta-

Nico: -Se queda escuchando-

Jefe: Jamás me esperaría nada raro de ti Emilia… pero con esto que pasó…

Emi: Señor, le juro que no fue mi intención, no se cómo paso esto!

Jefe: Creo que voy a tener que despedirte… ya no confío en ti…

Emi: Pero… no, por favor señor, necesito el trabajo…

Nico: -Entra de golpe- Espere…

Emi: ¿Qué haces Nicolás?

Jefe: No seas impertinente…

Nico: No fue su culpa señor… ella me pidió que cerrara antes de irme porque se tenía que ir rápidamente… y yo me confundí y dejé todo hecho un desastre… es mi culpa, yo soy el que se tiene que ir… de todas formas no me afectaría tanto como a ella…

Emi: -Lo mira con una pequeña sonrisa-

Jefe: -Suspira y los mira- Esta bien… miren… no voy a echar a nadie ¿Ok? Pero cerrar el lugar es tú trabajo Emilia, no el de Nico, así que no quiero que nadie mas aparte de ti maneje esas llaves ¿Quedó claro?

Emi: Si señor..

Jefe: Y tú Nico, muy valiente debo decirte… Ten mas cuidado con lo que haces… ¿Entiendes?

Nico: Si señor… lo lamento…

Jefe: Bueno, vayan a trabajar…

Nico y Emi: -Salen de la oficina-

Nico: -Se iba a la cocina a limpiar-

Emi: -Le agarra la mano- Espera…

Nico: -La mira- ¿Qué pasa?

Emi: Gracias…

Nico: ¿Por qué?

Emi: Por ayudarme… de verdad necesito este trabajo…

Nico: Bueno… yo también lo necesito… hoy por ti, mañana por mí… -Le guiña el ojo y se va a limpiar-

Emi: -Se ríe despacito y va a trabajar-